En los últimos días se ha viralizado una fotografía publicada en Instagram por Irene Montero. Pero no se ha viralizado por su contenido o por la calidad de la imagen; sino por algo que nunca existió; por convertirse en un bulo.
Era Sábado Santo e Irene Montero publicaba en Instagram una fotografía con Pablo Iglesias. La imagen tiene muchas lecturas sobre la lección de comunicación política que tiene detrás, pero no fue eso lo que la convirtió en viral; sino el tirador de tela de un neceser.
Sobre la mesa había un neceser blanco; uno de esos easter eggs que escondía la fotografía; un neceser que repartía la Generalitat de Catalunya como parte de una campaña educativa y de normalización sobre la menstruación.
El tirador de tela deshilachado de la cremallera fue lo que desató la tormenta y pronto las redes comenzaron a arder acusando a Montero e Iglesias de tener una raya de coca sobre la mesa. Fueron muchos los que desmontaron el bulo al poco de comenzar a viralizarse, pues bastaba con hacer un poco de zoom en la imagen para darse cuenta de lo que se trataba.
Aunque el bulo era evidente, de manera orgánica sirvió para los chascarrillos habituales en twitter, cosa normal; pero el Partido Popular de Madrid fue más allá, publicado un video en TikTok haciendo zoom sobre la «raya». A ellos se sumaron muchos de los difusores de bulos habituales; dando el salto a los ‘pseudomedios’ de comunicación, que lo publicaron sin contrastar nada, ni hacer mención alguna a la cremallera del neceser. A estos titulares y fotomontajes añadieron en sus textos tuits sin interacciones. No les interesaban los virales haciendo humor con el tema, sino los más brutos donde se acusara abiertamente de cocainómanos a Montero e Iglesias.
Pero no sólo partidos políticos y pseudomedios; también directores y presentadores de programas de ultraderecha, como Eurico Campano –difusor del bulo de que Begoña Gómez es transexual– o Alfonso Rojo.
Mención aparte merece, como suele ser costumbre, Javier Negre. No sólo difundió el bulo en su cuenta y a través de su ‘pseudomedio’ –Estado de Alarma–; sino que después de publicar que “Pablo Iglesias se escuda en Estopa para no dar explicaciones sobre la raya blanca” llegó a afirmar que Iglesias estaba “victimizandose” y negaba haber difundido el bulo.
No sólo lo difundió; sino que, como demostró el analista de ciberseguridad Alex K, el video con el que lo hizo fue capturado desde el teléfono del concejal jerezano del Partido Popular Francisco Javier Zuasti Garrido, que ha recibido miles de euros en contratos de la Junta de Andalucía a través de su empresa Tododisca.
Además de partidos políticos, ‘pseudomedios’ y ‘pseudoperiodistas’ a la difusión del bulo se adhirieron los habituales en la «batalla cultural» como Girauters y Wallstreet Wolverine o simpatizantes de VOX que son delegados de sindicatos policiales como César Alvarado. También los autodenominados “fachatubers” como David Sántos o InfloVlogger se unieron a la fiesta; llegado este último a recriminarle a Marcial Cuquerella haber borrado su tuit porque “todo vale” e instantes después reconocía ser consciente de saber que estaba difundiendo un bulo “todo el mundo sabe que no es una raya”.
Este bulo terminó por dar el salto a los peones de la «batalla cultural» internacional, como la estudiante antiwoke Ana Lluch o el ultracatólico mexicano Cristian Camacho, del medio de fake news Sublevado –socio de VOX en México–.
Si no ponemos freno a la difusión de bulos, la progresiva implementación de la inteligencia artificial en la ejecución de campañas de fake news usando imágenes o vídeos creados artificialmente puede poner en grave riesgo la democracia. Desde Pandemia Digital seguiremos denunciando el peligro de la impunidad de estas campañas de desinformación; que una vez más se coordinan política, mediática y digitalmente.
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