Cuando uno introduce “Caso Neurona Podemos” en Google el buscador arroja casi 900.000 resultados en 0,22 segundos. No es para menos; pues han sido más de tres años de portadas, telediarios, tertulias, imputaciones, desimputaciones, archivos, aperturas, separación de piezas… Cada movimiento judicial fue televisado y corrieron ríos de tinta en torno a una supuesta ‘Caja B’ en la formación morada.
Todo comenzó a mediados de 2020, cuando un exempleado de Podemos –José Manuel Calvente– decidió vengarse por su despido. Desde sus inicios el partido acosado por innumerables acusaciones de irregularidades que una a una irían cayendo con el tiempo, pero que llenaron escaletas de televisión y radio e inundaron con ríos de tinta la opinión pública –al introducir “Podemos imputado” en Google aparecen 6,7 millones de resultados en 0,28 segundos–. Era fácil sumar 1+1 y denunciar que Podemos tenía una ‘Caja B’ era la mejor venganza, los medios estaban deseosos de publicar un nuevo escándalo de Podemos, hacía falta carne fresca con la que enterrar la carne ya podrida y amortizada.
En julio de 2020 el juez Escalonilla abrió diligencias por malversación y administración desleal y citó a declarar a Calvente el 29 de ese mismo mes. El asunto saltó a la prensa y se expandió tan rápido como el COVID. Dos semanas más tarde, el 11 de agosto, Escalonilla imputaba a Podemos y a parte de su cúpula directiva y los titulares hablaban de una ‘Caja B’, como si hubiera un Bárcenas en Podemos repartiendo sobres a un tal M. Rajoy, y de unas reformas de la sede de Podemos pagadas con dicha ‘Caja B’ como se hizo en la de la calle Génova 13. Calvente también trató de implicar a Pablo Iglesias en el robo por parte de Villarejo del móvil de Dina Bousselham, por entonces asesora de Iglesias; pero del llamado ‘Caso Dina’ hablaremos otro día.
Dos meses después la Fiscalía reconocía en una nota de prensa que no encontraba ningún indicio de financiación irregular, pero pedía mantener a la formación morada como imputada en la causa porque “resulta más garantista”; y todo ello a pesar de que Calvente había reconocido en sede judicial que su denuncia no se sustentaba en prueba alguna, sino en “rumores”. Del enorme perjuicio que suponía para la reputación de la formación no hacía mención alguna. Dos días después Escalonilla archivó la causa, pero este no fue el final y fue cuando empezó a hablarse del ‘Caso Neurona’.
Se acusaba al partido de fraude electoral y falsedad en documento mercantil por los trabajos contratados con la consultora mexicana Neurona para las elecciones del 28 de abril de 2019 y siguieron corriendo riadas de tinta pero con un nuevo nombre. Una semana antes ya había sido archivada otra investigación por los contratos con otra consultora –ABD Europa–.
Cuando el ABC publicó mi cara a toda portada con la bazofia falsa de Neurona decidí enmarcarla, consciente de que envejecería muy mal. Un juez corrupto llamado Escalonilla y muchos periodistas corruptos difundiendo su basura. Un caso de tantos de lawfare golpista contra @Podemos. pic.twitter.com/ETU5e9OjDJ
— Pablo Echenique (@PabloEchenique) September 8, 2023
Una a una las distintas investigaciones sobre las denuncias hechas por Calvente se fueron cerrando, y lo que para enero de 2021 se había convertido en una macrocausa con varias piezas separadas comenzó a desinflarse. Un mes después sólo quedaba abierta la pieza separada “Caso Neurona” y Escalonilla reconocía que había imputado “por error” a Pablo Iglesias en la causa. ¿No os había contado que Iglesias había sido imputado?
El 27 de enero de 2021 un diario ultraderechista que había tenido acceso al procedimiento publicó que Iglesias había sido incluído en la causa como investigado –equivalente a imputado antes de la reforma de la ley de enjuiciamiento criminal del Partido Popular de 2015– y no fue hasta dos semanas después de titulares y telediarios que Escalonilla puso fin a la imputación de Iglesias en una brevísima resolución «No siendo parte en el procedimiento Pablo Iglesias, y habiéndose incluido indebidamente en el encabezamiento de las resoluciones, procédase a subsanar dicho extremo». Unos días después comenzó el calvario de Juan Carlos Monedero.
El 16 de febrero Escalonilla imputaba a exdirigente de Podemos en la causa aunque sin imputar ningún delito concreto en el auto de citación. Finalmente sería acusado de malversación, y en reaperturas posteriores de García Castellón de blanqueo y falsedad documental; pero ya llegaremos a eso, porque cinco meses después de imputar a Monedero Escalonilla decidió reabrir la investigación sobre la financiación de Podemos.
Una vez más cayó una tormenta de titulares y corrieron las horas en tertulias y telediarios. Y una vez más, menos de veinte días después, la volvió a archivar. Los titulares y telediarios ya estaban publicados. No fue hasta enero de 2022 que se archivó definitivamente la causa por la financiación de Podemos de forma definitiva, a la tercera va la vencida.
Pero el ‘Caso Neurona’ seguía abierto. Escalonilla, que en un inicio dudaba que la consultora hubiera realizado los trabajos por los que fue contratada, ahora quería saber si los videos y diseños que se acreditó que fueron entregados valían lo que se pagó por ellos. Los titulares se continuaron amontonando, las horas de radio y televisión surgieron alimentando el contador y las interpelaciones parlamentarias seguían incluyéndose en el diario de sesiones.
Escalonilla no encontraba un perito capaz de evaluar el coste de los trabajos. Y eso era una nueva excusa para seguir añadiendo madera a la hoguera del mediafare contra Podemos. Desde noviembre de 2021 hasta febrero de 2023 estuvo Escalonilla buscando perito. El trabajo recayó sobre Aleix Sanmartín; un polémico asesor político que centra sus estrategias en la desmovilización del voto de los contrincantes políticos y que ya fue señalado en las elecciones de noviembre 2019 como autor de la campaña sucia del Partido Popular. Al descubrirse diversas campañas de propaganda engañosa y de desinformación, que partían de la candidatura de Casado, desde Génova acusaron a Sanmartín de ser el artífice y ejecutor de estas campañas en un intento de desvincularse de las mismas. Esto no le ha impedido ser premiado como “Mejor Consultor del Año” en los prestigiosos premios ‘Napolitan Victory Awards’ de 2021.
Mientras llega el informe pericial de Sanmartín, sobre si los costes de los trabajos facturados por la consultora Neurona para la campaña electoral de 2019 fueron ajustados al mercado o si se pagó un sobreprecio fraudulento, Escalonilla ha levantado la imputación de Monedero y de Podemos tras un informe de la UDEF en el que constata que «no existen indicios» de que el cofundador de Podemos «intermediaria ni tuviera participación alguna en la contratación» llevada a cabo por Unidas Podemos con la consultora Neurona en relación a las elecciones del 2019 y que Monedero no falsificó la factura de los trabajos que realizó para la consultora Neurona como consultor; aunque se niega a archivar el ‘Caso Neurona’ por el momento.
Monedero aún está imputado por García Castellón en una rocambolesca causa judicial que parte de la ya mencionada y archivada causa judicial sobre la financiación de Podemos, que la Audiencia Nacional ordenó cerrar por ser una causa prospectiva, que una semana después García Castellón reabrió como nueva para esquivar la orden de la Audiencia Nacional, la Audiencia Nacional teniendo que ordenar a García Castellón que permita Monedero a acceder a las instrucciones para que pueda defenderse, la fiscalía acusando a García Castellón de “cruzar todas las líneas rojas” en su investigación prospectiva, que incluye el testimonio de ‘El Pollo Carbajal’ a cambio de no ser extraditado a EEUU por narcotráfico, una distópica acusación de 92 cuentas a nombre de Monedero y mucho más de lo que hablaremos otro día. Mientras, os dejamos esta entrevista que le hicimos sobre el tema.
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